Ficha técnica
Desarrollador: Burst Studios
Distribuidor: Virgin Interactive
Año: 1996
Género: Aventura gráfica
Idioma: Español (Voces y textos)
Plataforma: MS-DOS
Introducción
En 1996, Burst Studios se despachó con la que fue su primera y única aventura gráfica. Una súper-producción que no reparó en gastos, contratando actores profesionales para interpretar a los personajes del juego, con animaciones de primera línea y una banda sonora acorde, pero que, casi inexplicablemente, fue un fracaso de ventas propiciando que su planificada secuela nunca viera la luz y, por lo tanto, la historia quedara inconclusa.
Tal vez haya que buscar los motivos de su escaso éxito en el declive que el género comenzó a sufrir en la segunda mitad de la década de los 90. Tal vez haya sido rechazo a las secuencias en Full Motion Video (FMV) del juego. O tal vez se haya debido a la ambigüedad que generan los gráficos en apariencia infantiles pero con contenido orientado más al público adulto, sumado a las feas carátulas que tuvo en los distintos lugares que salió. Tal vez haya sido una mezcla de todo esto. Lo único seguro es que Toonstruck es una joya no lo suficientemente reivindicada por el tiempo y, desde acá, nuestro granito de arena con la ilusión de que algún día Toonstruck 2 vea la luz.
La historia
El dibujante Andrés Truido (Drew Blanc, en el original inglés) se encuentra agobiado por la presión de su jefe que lo obliga a realizar dibujos de conejitos felices y comercialmente exitosos, y no le permite expandir su capacidad creativa. En la madrugada anterior al día límite para presentar sus avances en el trabajo, a Andrés se le enciende solo el televisor con la emisión de El Show de Flaffy Flaffy Ban Ban, el programa de los infames conejos. Al intentar apagarlo, Andrés es transportado mágicamente al caricaturesco reino que él mismo ha creado. Allí, conoce a Flux Tarambana, su dibujo favorito, y a un sinfín de otros personajes alocados.
Pero en la tierra de Contentilandia, donde Andrés ha ido a parar, no todo es alegría. El Conde Nefastus inventó el Malificador, una máquina que convierte todo lo que es bueno y puro en malvado y tenebroso. Contentín, el rey de Contentilandia, no dejará que Andrés vuelva a su mundo hasta que Nefastus no haya sido detenido.
El arte
Lo primero que saltará la vista al empezar a jugar Toonstruck es su introducción, realizada enteramente en FMV y con las actuaciones de Christopher Lloyd, como el protagonista de la historia, y Ben Stein haciendo el papel del jefe de Andrés. Una vez que este último es transportado a Contentilandia, el juego abandona a los actores reales para dar paso a los gráficos que, como no podía ser de otra manera por la trama, son estilo cartoon. Del único que seguiremos viendo su imagen real es del protagonista, diseñado justamente para que su imagen desentone con la del resto del juego, al mejor estilo ¿Quién engañó a Roger Rabbit? donde el mismo Lloyd actúa.
Toonstruck es rico en animaciones. Realmente no han escatimado en Burst Studios al realizar las numerosas escenas que condimentan el juego de manera estupenda y que seguramente logren arrancar unas cuantas sonrisas a los jugadores. Recorriendo el extenso universo ficticio nos vamos a ir encontrando además con algunos homenajes al mundo de los dibujos animados que se complementan muy bien con la historia.
La música es otro punto fuerte, con melodías sacadas de obras de música de cámara pero arregladas para la ocasión acompañándonos satisfactoriamente durante toda la aventura y adaptándose a cada escenario en particular.
Y si ya habíamos hablado de la presencia de Christopher Lloyd y Ben Stein en la introducción, hay que terminar esta sección mencionando al resto de los actores convocados para el juego: Tim Curry, Dan Castalleneta y Tress MacNeille son otras de las figuras del reparto. Aún así, también hay que decir que el doblaje al español del juego no deja nada que desear. Más allá del tema de traducción de los nombres propios que puede ser discutible, todos los actores hacen un gran trabajo para darle vida a este universo de disparatados personajes sin que el jugador extrañe a los actores originales.
Jugando
Pero si algo hemos aprendido de la industria cinematográfica es que juntar a un buen número de reconocidos actores no es sinónimo de obra de calidad, y que, muy por el contrario, muchas veces parecen intentar tapar sus baches con ellos. Pero Toonstruck va a ser la excepción a esta regla. Sin dudas, tiene uno de los diseños más perfectos que el género nos ha dado.
La aventura tiene un comienzo que ya de por si se aleja de lo que suele hacerse. Nuestro objetivo, explícito desde el primero momento, va a ser ayudar al olvidadizo científico a crear una máquina que invierta los efectos del Malificador creado por Nefastus. Para esto, vamos a tener que lanzarnos a la búsqueda de un total de once objetos que se precisan para hacer andar la máquina. Pero el primer escollo viene cuando no nos dicen específicamente cuáles son esos objetos. Tenemos los planos del Malificador y nuestra pista será, por lo tanto, buscar los objetos opuestos a los del invento malvado. Algunos serán fáciles de adivinar mientras que otros requerirán pensar un poco más. Y así, sin más pistas, se nos cierra la puerta en la cara y se nos impulsa a salir a investigar. Se nos ofrece el mundo de Contentilandia abierto desde un principio en su totalidad para recorrer y hablar con cada uno de los personajes que lo habitan. Progresivamente además, a medida que vayamos resolviendo los puzles, se nos abrirán también las puertas a los mundos de Loquilandia, hogar de nuestro compañero Flux, y Malevolandia, donde mora el villano Nefastus.
La búsqueda de los dichosos objetos es ardua y laboriosa, pero nunca imposible. Con la libertad de movimientos dada, va a ser preciso e incluso necesario que recorramos todos los lugares varias veces hasta poder resolver los problemas que se presentan en cada lugar. La no linealidad de la aventura favorece muchísimo la exploración y el impreciso objetivo de conseguir once objetos desconocidos, que de a poco vamos vislumbrando por nuestros alrededores, aunque todavía no podamos acceder a ellos, le da a nuestro personaje una motivación libre, que permite que recorramos, investiguemos y resolvamos los puzles que queramos sin que uno se llegue a preguntar “¿Qué sentido tiene que haga esto si todavía no sé para qué me va a servir?”. Pocos juegos, en realidad, pueden darse el lujo de hacer esto y que quede bien. En muchos casos, los objetivos están definidos de manera tan precisa que resulta chocante hacer ciertas cosas sin saber con qué fin. En Toonstruck podemos intentar impunemente abrir un armario cerrado con llave sin saber su contenido porque, para nosotros, ahí dentro bien puede haber uno de los objetos necesarios para hacer funcionar la máquina.
Para muchos de los puzles tendremos que apelar ya no tanto al sentido común sino que será necesario aplicar una lógica cartoon, es decir que aunque no sea razonable en el mundo real lo que tenemos que hacer, sí lo es en el mundo de las caricaturas y eso, al fin y al cabo, es otro logro del juego al establecer una conexión entre su temática y el tipo de puzles que presenta.
De a poco, el rompecabezas se va armando y todas las piezas empiezan a encajar naturalmente. Si algo va a quedar claro terminando esta primera parte de búsqueda de objetos es que no puede emprenderse la tarea tratando de conseguir de a un objeto por vez. Por el contrario, es necesario acometer la empresa como un todo ya que una cosa siempre lleva a la otra. Algún día me encantaría hacer, o ver que alguien hiciera, un gráfico de los puzles del juego. Conseguir que los distintos rompecabezas no se choquen entre sí y que no haya un solo dead-end en la aventura, no debe haber sido tarea fácil.
Hay dos puzles únicamente que me atrevo a calificar de malos. El primero ocurre en este primer segmento del juego e involucra un colorido teléfono. Sin dar la solución del problema, diré que resolverlo requiere más backtracking (ir de una punta a otra del juego) del deseable y apela a nuestra memoria visual de manera sorpresiva, generando más backtracking. Para peor, es posiblemente el único momento del juego en el que dos puzles se chocan dejando la partida en un punto cercano al dead-end, pero que no llega a serlo gracias a la posibilidad de, en última instancia, probar todas las opciones hasta dar con la correcta.
El segundo puzle que considero desafortunado del juego llega en la segunda mitad del juego y tiene de protagonistas a unos libros en desorden y a un cuervo que da pocas pistas. La relación en el juego de estas dos cosas es obvia, con lo cual resulta totalmente innecesario que estén separados por varias habitaciones. Además, implican un tipo de lógica distinta a la habitual, siendo posible resolverlo fuera del juego. Para evitar caer, nuevamente, en el tan mencionado backtracking, sugiero en ambos puzles tomar lápiz y papel y anotar la información pertinente.
Estos pocos puzles no llegan a ser lo suficientemente agravantes como para tirar abajo todo lo bueno que Toonstruck hace durante el resto del juego. De hecho, en un juego tan dependiente de los puzles para avanzar en la historia, que haya dos o tres malos es sólo una anécdota. El elefante viajero, la ardilla enojada, las vacas sadomasoquistas, los dueños de la tienda Wacme, el payaso esquizofrénico, son todos personajes memorables que ofrecen puzles inteligentes para resolver y nos obligarán a usar nuestro pensamiento lateral con una pizca de lógica caricaturesca. Todo esto está además condimentado por numerosos cutscenes de corta duración en los que Lloyd hace lo que puede para encajarde la mejor forma posible con el universo cartoon. A veces tiene éxito, a veces no.
La segunda mitad del juego, claramente diferenciada de la primera por cambiar los escenarios y los objetivos, además de tener un tono más oscuro, sigue en un nivel muy alto, tal vez no tanto como venía siendo hasta el momento, pero aun así destacable.
El mundo que se nos presenta es bastante amplio y una vez que ya lo tenemos todo descubierto, recorrerlo de punta a punta podría haber sido algo engorroso. Para solucionar esto, se usan dos métodos muy prácticos. El primero consiste en el uso del botón derecho para llegar al otro extremo de la pantalla en la que estamos sin esperar la caminata. El segundo, se trata de un sistema de intercomunicación subterráneo entre las tres zonas principales, Contentilandia, Loquilandia y Malevolandia, que también nos va a ahorrar tiempo de recorrida. La crítica pertinente es la forma de conseguir este dispositivo que requiere que resolvamos un puzle mecánico del tipo slider, que, aunque fácil, parece bastante innecesario. Afortunadamente, sólo hay un puzle mecánico más en el resto del juego y está mejor integrado con la historia. Ah, también hay una secuencia arcade (nunca mejor dicho en este caso), en el que debemos ganar en un videojuego para conseguir un objeto.
Respecto a la interfaz, utiliza el denominado “cursor inteligente”, el mismo usado en Broken Sword, por el cual el juego detecta automáticamente cuál es la mejor acción para cada objeto o personaje. Adicionalmente, hacer clic derecho sobre algún hotspot sirve también para recibir una descripción del mismo.
Tanto los diálogos como el inventario son similares a los usados en Sam and Max: Hit The Road. Para los diálogos no se puede elegir la frase exacta que el personaje dirá, pero sí el tema de conversación mediante un ícono que lo representa. Algunas conversaciones pueden hacerse un poco más largas de lo necesario, pero el humor puesto en ellas hace que uno se mantenga enganchado. El inventario, por su parte, se abre haciendo clic sobre una bolsita ubicada en la esquina inferior izquierda de la pantalla y tapa todo el escenario mientras lo tenemos abierto. Personalmente, prefiero un inventario como el usado en The Dig, que, además de tener todos los objetos juntos para establecer relaciones más fácilmente entre ellos, su transparencia hace que a su vez podamos ver el fondo para pensar en cómo usar lo que tenemos con el entorno.
Balance final
Toonstruck es una de esas gemas que no suele ubicar los primeros puestos de las listas de mejores aventuras gráficas a pesar de su calidad y, por el contrario, tiende a no ser recordada. Sin embargo, parece haber dejado un impacto grande en las personas que sí lo jugaron y quedaron impresionadas con su grandeza, al punto que, desde hace varios años un grupo de fans de Alemania planea sacar la inconclusa secuela de la que hablábamos al comienzo del artículo. Y si bien no tengo mucha fe de que algún día vea la luz, es admirable el esfuerzo y las ganas de hacer algo así.
Aún teniendo alguna que otra cosita cuestionable por aquí y por allá, es un juego con un diseño soberbio y del que todavía se puede aprender mucho. Una aventura gráfica con todas las letras. Casi casi perfecta.
Puntaje: 9,5/10.
Reseña Toonstruck (1996, Burst Studios)
Tema en 'IBM PC' comenzado por Luchoag, 20/Ene/2017.
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