Mi primer computadora fue una PC AT 286, con placa de sonido Sound Blaster Pro que sonaba fenomenal (benditos parlantes que ayudaban, usaban 4 pilas de las gordas y grandotas), monitor SuperVGA que en ese momento era la gloria. Arranqué demasiado bien, jamás había tocado una Spectrum, una XT, nada. Arranqué con placa, monitor, sonido y disco rígido. La excusa fue, siendo chico, que la usaría para estudiar. Jamás lo hice. La compu era el centro de todo juego que anduviera dando vueltas. Pero en ese intentar jugar estudié lo que nunca pensé que estudiaría. Se despertó en mi un interés enorme por la informática, por cómo funcionaban las cosas. A eso llegué queriendo, nuevamente, jugar. Había juegos que no arrancaban, les faltaba memoria expandida, a otros extendida. Y yo no entendía nada. Hasta que me compré dos libros, estos típicos Dummies que son amarillos, uno era sobre DOS 5 y otro sobre administración de memoria. Fue mi entrada de lleno a meter mano a ficheros de sistema (que por aquel entonces no era más que config.sys o autoexec.bat), pero cuando logré hacer funcionar el WOLF3D me sentí fenomenal. También metiendo tanta mano terminé formateando el disco, moviendo particiones, y hurgando en el FDISK. Y aunque al principio entré en pánico, cuando entendí cómo volver a empezar fue una rutina romper y arreglar, romper y arreglar. Luego todo fue evolucionando, Windows 95, Windows 98... XP. Y la historia siguió hasta donde la conocemos. Pero la grata sensación de tener sólo un cursor parpadeando frente a mí con un fondo negro y comandos a disposición para hacer lo que "quisiera" es lo que a día de hoy me mantiene acá, en esta Cueva, en esos emuladores de DOS, en esa vida nostálgica de los videojuegos y programas que marcaron mi infancia. ¡Gracias cuevinos por ser parte de todo esto!